Ya no me dueles ¡ya ves!
ya no me dueles ¡tristeza!
y si me paro a pensar
no debiste ser ni esencia
porque no tuve motivos
ni para saber qué eras;
sólo sé que no reía
un día de un mes cualquiera ...
que aquel día la alegría
no me otorgó su presencia
y, desde entonces ¡tristeza!
tú has sido mi compañera.
Bastó un día de descuido
y un musitar una queja
para que, a partir de entonces
mi risa sea una mueca
y mi vida tenga un hueco
donde anida la quimera;
yo no cambié por placer
mi alegría por tristeza
es que hay vacíos que, a veces,
con cualquier cosa se llenan.
Poema escrito por mi hermana Consuelo perteneciente a su libro "El Mar de mi Esencia"